Ya me va llegando la hora
de marchar y no quiero hacerlo sin mostraros un poco de mi día a día que a
veces, hasta el normal y rutinario...pero pocas veces!
Ahora estoy levantándome
más temprano para ir a la obra y una de las cosas buenas que tiene, aparte de
que hace menos calor, es que he pillado al sol saliendo y le he podido dar yo a
él los buenos días. Toda la vida perreando en la cama y va a ser que es verdad
que merece la pena madrugar ;)
Amanecer en Mecufi |
Tenemos dos coches, o más
bien cochazos, con lo que he tenido que meter en medio del mato (pleno campo), pasar barrizales y de todo! Vamos, que el 4x4
ya no tiene secretos para mi...el ibiza cuando vuelva me va a parecer de
muñecas!
Conduciendo joyitas que pueden con todo y por supuesto habituada del todo a conducir "por el otro lado" |
Siempre que voy por el pueblo no pueden faltar las escenas de peques saludando... No se cansan! Los de abajo viven en la calle de Jacinto (presidente de la asociación de mujeres y el más implicado en la obra). Como algunos materiales los guardábamos en su casa esa calle me la he recorrido millones de veces. Pues el segundo chiquitín con el ombliguillo para fuera siempre siempre venía corriendo cuando me veía...no fallaba ni una vez!
Saludos sin descanso al paso por la aldea |
Y bueno, no siempre estoy
en la obra, también paso mucho tiempo en el escritorio
(oficina) que es un despachito dentro de un edificio de la administración. Allí
siempre estamos con la puerta abierta para recibir a quien llegue. Muchas veces
vienen personas del distrito o de la comunidad so para comprimentar (solo
por saludar) y se sienta allí contigo. Si se acaba la conversación ellos siguen
allí mirándote y tú al final te pones a curres y al rato se terminan yendo.
Siempre surrealista este país.
Julio y Moisés en el escritorio |
A las 15.30 acabamos (con
suerte) y es un placer llegar a casa y reencontrarse con el mar; su sonido y la
brisa lo cambian todo. Y no faltan los perros dándome la bienvenida!
Vistas del mar y recibimientos al volver a casa |
Luego a cocinar alguna
cosas y comer con avidez después de toda la mañana en ayunas. Una jornada de 8
horas seguidas es sufrida para el estómago...
La tarde pasa tranquila
entre series, libros, duchita y un ratejo de ordenata! Tenemos piscina pero
entre que como y tal al final pillo a Lorenzo acostándose y me da pereza así
que como mucho me pongo a leer con los pies dentro o fuera tirada en la cama
makua aprovechando los últimos rayos. Y la playa es que justo aquí enfrente es
de piedras y tampoco da tiempo a moverse mucho porque de noche sola tampoco me
gusta andar por ahí.
Recordando siempre a los importantes que están bien presentes en el salón de casa |
Alguna tarde también me
he ido a pasear por la aldea y los perros han ido custodiándome. Aquí les
tienen miedo y por esos mismo los tratan fatal... Así que todo el mundo flipa
cuando ve como se pegan a mi, los acaricio y hasta me hacen caso; y en verdad
son perros salvajes que andan por el complejo donde vivo pero como les doy algo
de comida cuando me sobra y los trato con cariño pues me respetan. Si ellos se
dedican a tirarles piedras a los pobres, pues normal que les ataquen. No es
porque voce é branca y nós pretos (tú
eres blanca y nosotros negros)...
A las 20 y pico ceno
algo, tampoco mucho porque al comer tarde no me apetece así que unos cereales
manios (recién abierto ya están pasados... INCREÍBLE) o una tortilla, y siempre
intento irme a las 21 pico a la cama para dormir lo máximo hasta que toque
empezar de nuevo el día. O hasta que halla una tormenta brutal con rallos y
truenos que parezca que se me cae la casa encima, o hasta que le guarda ponga
la música a las cuatro de la mañana, o le de por regar debajo de mi ventana, o
aparezcan unos pajarracos enormes rollo urraca que hacen un ruido
insoportable...lo normal!
Pero bueno, tampoco está tan
mal no?
Beijinhos!
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